Del amor a la caída de las identificaciones

Comentario de la clase 5. Seminario Existencia del inconsciente –identidad, identificación, vacío- dictado por Enrique Acuña

Por Daniela Ward

El pasado sábado 16 de junio Enrique Acuña retomó el Seminario 11 de J. Lacan enfatizando dos capítulos: “Del amor a la libido”  y “En ti más que tú”, para considerar la teoría freudiana del amor como diferente a la de las pulsiones. Freud  separa por un lado el yo y por otro lado el Ello. La teoría del amor del yo (placer), se enfrenta con la teoría de las pulsiones que está comprometida con el displacer.

Consideró el Ich liebe unido al Lust –placer- y el Ich Real relacionado con el Unlust –displacer-, para señalar con ello que el yo tiene un objeto interno donde se realiza el amor que compromete el eje a—a’. Mientras que en el Ello se trata del “a” como imposible, un objeto que se piensa externo, I (A), se vuelve interno al yo.  Freud considera que en el enamoramiento se logra la meta sexual con el objeto en el fantasma (Ich Lust); mientras que en la hipnosis no se realiza  tal meta y en la neurosis en menor medida aún, en tanto en ella se conecta a lo imposible del objeto (a).

Destaca el hecho de que es la teoría del enamoramiento la que le permite a Lacan decir la maravillosa frase: «Amo en ti más que tú el objeto (a) por eso te mutilo«. O sea, ese objeto que amo en ti  (a….a’), me retrotrae al objeto perdido en la satisfacción: es «el más que tu», el objeto (a).

Considera que en el  enamoramiento está el I (A) (1), es decir está mediatizado por el ideal y en la transferencia se produce esa pérdida del “ti” y se sale de lo especular. El mito de la laminilla (2), en tanto órgano que expresa lo que está irremediablemente perdido, y el «amo en ti», están regulado por el ideal como investidura del otro del enamoramiento, donde el objeto (a) se encuentra velado. Lacan hablará de la  identificación como su soporte.

Sí o sí hay un pasaje por el Otro: es la alienación al Otro del lenguaje como preexistencia lógica -no una madre imponiendo el lenguaje-. Para Lacan la separación está de antes: hay alienación al Otro y por el hecho de estar en el lenguaje se está separado. A esto se refiere el engaño del amor (a…a’): a la existencia del tercero, en tal caso: I(A).

Es por estar referido a ese ideal que el amor es un «engaño». El ser visto por el Otro desde el lado del ideal hace al sujeto ser «amable para ser amado». En este punto Lacan señala que el I(A) permite mantenerse en una relación dual satisfactoria. Es por el síntoma neurótico con el punto de regresión al  ideal del yo que se hace «la prueba del objeto (a)», donde se verifica que no hay placer porque no hay ningún encuentro posible con ese significante inicial que estaba en el mito de origen.

Utilizando los círculos de Euler  (A y S/) Acuña explica que es apoderándose de algunos significantes del lenguaje que se forma el vocabulario, es decir las marcas de los S1 que hacen enjambre (no cadena) y que permiten la entrada en lo simbólico.

Es a partir de la pérdida del objeto como real que queda el sin-sentido del lado del sujeto, del S2 como rasgo unario. Mientras que el sentido queda del lado del Otro (A). Entonces, la identificación está del lado del sujeto con los rasgos parciales de lo simbólico, es la extracción del sentido por la intervención del sinsentido que está dado por el objeto que se pierde.

Mientras que la identidad está del lado del Otro del lenguaje en tanto da identidad: la identidad es un todo. Explica además que en la comunidad (como-unidad) hay siempre crisis cuando el sujeto se manifiesta como tal. Porque en la particularidad se es diferente a la masa por tener un rasgo que es un hapax -como lo expresa Lacan-, un «ejemplo único». Advierte también que en el fin del análisis la conexión con el objeto resto se hace a partir del hapax, pero obliga a pensar juntos  el rasgo unario con un agujero, un vacío, destacando que se trata de los tres términos del subtítulo de este seminario:” identidad, identificación y vacío”.

Se arriba a lo desarrollado en el seminario La identidad (1974), donde Lévi-Strauss plantea en la Introducción,  que no se puede hablar de identidad ya  que es en sí misma un devenir, situando la existencia de una crisis respecto de la identidad. Subraya como dato interesante de este seminario el hecho que tiene lugar en el tiempo que surge la idea de inter-culturalidad y de inter-disciplina y que son puestas en forma en el seminario. Son invitados entre otros un topólogo, Petitot–Cocorda quien en el capítulo “Identidad y catástrofe”, habla de la identificación desde el punto de vista de la lógica y  toma el esquema de Lacan del Seminario 11, de la demanda el deseo y la identificación -en el capítulo: “Del amor a la libido”:

 

ocho interior

Las letras indican en un «ocho interior»: una marca en línea de puntos, la enunciación -en  el gráfico está debajo- y el punto inicial  que es la transferencia. Es decir está la demanda (D) y por la queja se entra en un terreno donde pone en juego su deseo inconsciente (d) y en transferencia (T) con el saber es que aparece la identificación.

Tal identificación está más allá de lo que se sabe, no tiene nada que ver con la identidad civil que se da a ver. Está bien sepultada y lo señala la línea  que no es de puntos sino que es una línea dura. Por tanto, la demanda (D) entra en la topología interior, donde el objeto (a) se dibuja en posición de resto interno- externo. Luego aparece el deseo (d) y recién se identifica en el giro del movimiento y vuelve a la demanda y al deseo.

En cada vuelta de la demanda y el deseo aparece una identificación que cae: los rasgos unarios -S1-. Hay una operación con el resto que abre al deseo del analista en tanto identificarse a ser causa del deseo de otro.

Para el próximo encuentro se tomarán los capítulos de André Green y Petitot Cocorda, «Atomo de parentesco y relaciones edípicas» y “Identidad y Catástrofe” respectivamente, del libro La identidad, Seminario interdisciplinario dirigido por J.-C. Lévi-Strauss, Ediciones Petrel (1974-75)

 

Notas

(1) Jacques Lacan: “En ti más que tu”. En: El Seminario Libro 11 Los conceptos fundamentales del psicoanálisis (1964). Pág. 275. Ed. Paidós

(2) Jacques Lacan: “Del amor a la libido”. En: El Seminario Libro 11 Los conceptos fundamentales del psicoanálisis (1964). Ed. Paidós

Bibliografía

– Jacques Lacan. El Seminario Libro 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis (1964). Paidós.

– Sigmund Freud. “Psicología de las masas y análisis del yo” (1921). En Obras Completas. Tomo XVIII. Amorrortu Editores.

Sigmund Freud. “Tótem y tabú” (1913). En Obras Completas. Tomo XIII. Amorrortu Editores

Identidad, Identificación y vacío: Libido, amor y mass media

Por Sebastián Ferrante

¿Qué diferencia establece Freud entre el enamoramiento, la hipnosis, la masa y la neurosis? Haciendo un contrapunto entre Psicología de las masas y análisis del yo, y el capítulo “En ti más que tú” con que Lacan cierra el Seminario 11, Enrique Acuña realizó una minuciosa disciplina del comentario. En un segundo tiempo, fui invitado a comentar críticamente el libro de Nora Merlín, La colonización de la subjetividad, a la luz de los ejes del Seminario “Ex–sistencia del inconsciente –identidad, identificación, vacío-”.

Tomando como guía el esquema de las primeras clases, Acuña ubica los dos modos de identificación descriptos por Freud: uno vertical, con el líder puesto en el lugar del objeto (externo), y otra horizontal, entre los yoes. Ambas funcionan como condición para la conformación de la masa. En esta oportunidad, aclaró que no basta el objeto exterior (el líder) para que estos yoes se liguen entre sí, sino que también está operando una ligazón de cada yo con un objeto interior. Esta diferenciación entre objeto interior y exterior resulta clave al momento de establecer los rasgos de cada una de las formas de vínculo del yo con el objeto.
2018-06-02 EA CABA - GRAFICO 1

 

 

 

 

 

 

 

  • (1) enamoramiento: yo / objeto interior – meta sexual realizada
  • (2) hipnosis: yo / ideal del yo – meta sexual inhibida
  • (3) masa: yoes / líder (obj. exterior) – multiplicación
  • (4) neurosis: el yo versus lo reprimido que retorna en síntoma

Esta diferenciación se inscribe bajo la premisa de una teoría libidinal que Freud está desarrollando. Así lo explicita en el texto: “Agreguemos, para concluir, una apreciación comparativa, desde el punto de vista de la teoría de la libido, de los estados de que nos hemos ocupado: el enamoramiento, la hipnosis, la formación de masa y la neurosis”

Lo que surge del texto freudiano, que Acuña rescata en su comentario, es que enamoramiento, hipnosis y formación de masa, forman una serie de tres en la cual la neurosis queda por fuera. Así, en el enamoramiento el yo se liga al objeto interior, realizando efectivamente en otro el fin sexual. Lo común con la hipnosis es circunscribirse a dos personas, sustituye al ideal del yo por el objeto, pero se diferencia en que la meta sexual está inhibida. La masa, finalmente, multiplica el enamoramiento y la hipnosis, y agrega al líder en el lugar de objeto exterior al cual se identifican los múltiples yoes. Es decir, ya no es una operación entre dos imágenes sino con el significante del Ideal como orden simbólico.

La neurosis, por fuera de esa serie, funciona en dos tiempos y por ello crea las condiciones de posibilidad de formación de síntoma. Freud sitúa que hay en la neurosis una regresión a un punto del inconsciente (Ideal del yo) que falta en el enamoramiento y en la masa (como hemos visto en clases anteriores) está sacrificado por el líder. El paso de la serie de tres (enamoramiento, hipnosis, masa) a la neurosis estará condicionado por la aparición de un conflicto (entre el goce y la norma). Es la parición del sujeto que sale de la masa con su síntoma particular.

En la medida que el significante que gobierna la identidad (S1) remite a otro significante, el sujeto -ya no el individuo- se divide. Es el paso a la cadena (S2) (segundo tiempo), apertura de lo inconsciente. Surge allí, señala, la función del psicoanálisis: extraer al individuo de la masa y producir un sujeto que «está en exclusión interna con su objeto», como se define el objeto (a) lacaniano.

Es lo que se articula con el último capítulo del Seminario 11, como topología de un toro. Concretamente, se refirió a la operación por la cual “el sujeto se hace amable para ser amado” (identificación especular de Psicología de las masas) situado en el piso inferior del grafo del deseo, que pasa luego a perder un resto no especular.

Espejismo del amor donde opera el moi, esa identificación especular adecua la imagen al Ideal, que resulta placentera en tanto el sujeto se ve como visto por otro. En ese punto de relación dual no hay conflicto. Es necesario, apunta, que se quiebre el moi (registro imaginario) y aparezca el je de la enunciación (equívoco simbólico) para que el sujeto se divida y provoque un síntoma, pasaje al piso superior del grafo.

En una segunda parte de la clase, se comenta algunos aspectos del libro citado al inicio, a partir de las hipótesis desplegadas en este Seminario. Nora Merlín toma la doble identificación freudiana y sostiene que la masa actúa como paradigma social de esta época que ella denomina neoliberalismo. Su planteo principal es ubicar en el lugar del líder a los medios masivos de comunicación -si bien tomando a Laclau podría afirmarse que son determinadas frases, reproducidas por los medios, las que actúan como «significantes vacíos» que vendrían a ser completados por el deseo del intérprete-.

Como consecuencia de ello, el líder queda dotado de saber y poder, que utiliza como herramienta para manipular, generar creencias e instalar significaciones específicas acorde a determinados intereses -que esta autora sitúa en el mercado-. Así, los mass media mantienen un lugar preponderante ya que portan la potestad de crear realidades de manera independiente a los receptores. Si bien Merlín apoya su explicación en la existencia de un discurso único que atenta contra la pluralidad de voces -los medios como coorporación-, queda pendiente en su análisis un estudio del lugar del receptor en la construcción de la significación.

En este punto basé mi lectura crítica del libro. Merlín roza la victimización de los individuos receptores: todo queda del lado de la autoridad que emite el mensaje, cuya eficacia dada por la aceptación y obediencia por parte de las personas se explica por el vínculo transferencial que se establece con un objeto de amor.

En “Semblanzas reales. De los meteoros a Internet”, Acuña ubica al receptor como el “verdadero creador de la significación cultural”, ya que “en tanto hace un uso discrecional del oyente, es responsable de la direccionalidad del sentido más allá de la convención del sentido común”. Así, la mirada que fabrica el receptor se estructura a partir del deseo inconsciente que está operando.

El Seminario continuará con la lectura de Totem y Tabu en Freud y el capítulo “Del mito a la estructura”, del Seminario 17 El reverso del psicoanálisis, de Lacan.-

 

Bibliografía y referencias

  • Sigmund Freud. “Psicología de las masas y análisis del yo” . En Obras Completas. Amorrortu Editores
  • Jacques Lacan. El Seminario Libro 11 Los cuatro conceptos fundamentales del psicoanálisis. Paidos
  • Laclau, Ernesto: La razón populista. Ed. Paidos.
  • Nora Merlín. La colonización de la subjetividad. Letra Viva.
  • Enrique Acuña. Resonancia y silencio. Psicoanálisis y otras poéticas. Edulp.-

Seminario Clínico de Enrique Acuña: Ex-sistencia del Inconsciente -Identidad, identificación, vacío-. Comentario de la clase 3

Por Gabriela Terré (con agregados de Enrique Acuña)

 

Enrique Acuña planteo el eje de esta clase en torno a una propuesta sobre el texto de Freud, Psicología de las masas y análisis del yo. En primer lugar, indicó la necesidad de contar con una política de lectura de los debates de época, por ejemplo, el jurista Hans Kelsen, para encontrar las incidencias. Muestra entonces la manera en que el escrito se apoyó en diversas teorías, principalmente en Gustav Le Bon, en su libro llamado justamente Psicología de las masas y sus elaboraciones en Duelo y Melancolía. En aquel momento histórico de la Viena de entre guerras, confluían numerosas teorías sobre la construcción de las multitudes: el fenómeno de la nueva sociedad comunista después la revolución bolchevique de 1917 y el nacional-socialisno alemán incipiente. Stalin y Hitler son líderes posteriores al texto, pero hay una lectura freudiana de los movimientos políticos de Europa.

Las repercusiones de los fenómenos que estaban ocurriendo motivan a Freud, que observa el comportamiento de la masa con una mirada sociológica bañada de realismo; de ahí desprende conceptos del sujeto del inconsciente. Para lograr entender cómo se produce la constitución de la masa es necesario investigar los procesos de identificación del yo que se presentan en la formación del la multitudes. En primer lugar, Acuña sitúa que la clave del texto es el problema del lazo y vínculo libidinal del Yo con su objeto. El Yo y el otro se ligan por un tipo de relación que llama introyeccion donde «todos somos caníbales».

1-vertical: al modelo (Ideal del Yo proyectado en el Líder o la Idea)

2- horizontal: al rival-semejante (introyección por amor-odio).

Freud plantea que la ligazón al modelo puede ligarse a la figura del padre, -o los padres más adelante- pero a su vez implica el costado de la excepción, un padre que puede faltar. Es la paradoja del Modelo y la Excepción. En ese mismo escrito manifiesta que…

“Existe una primera ligazón en la vida anímica individual donde el otro cuenta, con total regularidad, como modelo, como objeto, como auxiliar y como enemigo. Es esa la razón para decir que desde el comienzo mismo la psicología individual es simultáneamente psicología social en el sentido más legítimo”.

2018-05-19 EA CABA - GRAFICO 1

 

Existe un tipo de objeto exterior al Yo que lo ubica en el punto extremo del esquema sobre el cual confluyen una serie de puntos suspensivos que caen sobre otro tipo objeto, de constitución interna al Yo que Freud llamo «Ideal del Yo». Entre ambos hay una relación. Es un sujeto que está en exclusión interna con su objeto.

El Ideal del yo constituye una instancia critica, moral y punitiva -influencia de la «Crítica» Kantiana ligada a la máxima del deber ser que Kant desarrolla en Crítica de la razón pura y luego Crítica de la razón práctica. En este sentido, la formación del ideal del yo, como instancia critica, participa de la moral como fondo social.

El planteo entonces es que existen dos formas en la elección de objeto: una que se produce en función del deber ser, y otra en relación al deseo de ser. En el caso del deber ser, se elige algo que está escrito en la norma con anterioridad; en la otra forma, en cambio, el ideal del yo se liga a algo contingente e independiente de lo que debe ser.

Toda elección de objeto se produce en ese cruce entre deseo y deber. La elección de objeto de amor, contingente, en el camino del deseo de ser; y la elección del modelo, más determinada en el ideal del yo, por el deber ser. Serán las dos caras en la génesis del concepto freudiano de Super Yo.

Jacques-Alain Miller, en su Curso El lugar y el lazo, considera que todo discurso incluido el lazo analítico es social, la extracción del individuo del ámbito social llevado al diván produce un primer tipo de lazo social. El lazo creado por el discurso analítico, sumado al pasaje por la experiencia del inconsciente, significa el desprendimiento de los emblemas sociales, de las identidades, pero permiten ubicar la caída de las identificaciones, con un resto.

Continuando con el desarrollo del esquema, Freud descubre que entre el objeto exterior que se encarna en la figura del líder (el modelo) y el objeto ligado al ideal del yo está el yo como instancia. La serie de yoes que se relacionan de manera horizontal se organizan a partir de una identificación entre ellos. Esta es la manera como se constituye la masa.

A su vez, en la identificación vertical, cada uno tendrá una relación diferente al objeto exterior que está representado en el líder. Ni siquiera hace falta la presencia física del líder, una idea representada en una frase bien puede estar en este lugar.

Ernesto Laclau lo explica en su libro La razón populista con el concepto de «significante vacío», los individuos en masa son representados en una frase donde confluyen diferentes demandas equivalentes. En términos de Lacan, es la asunción del significante, que más allá de la presencia logra el efecto de identificación. En el caso de producirse la caída de la línea vertical, la masa se desarticula, ya que los yoes que se mantienen en la línea horizontal se verían empujados a la rivalidad. Aflora el «narcisismo de las pequeñas diferencias», (como los puercoespines de Shopenhauer); luego Freud resuelve la cuestión con la dinámica de una “distancia” adecuada entre el yo y el otro; gracias al tercero que es el Ideal.

Como ya lo definimos anteriormente, la identificación por la vía del amor tiene su reverso en el odio y la rivalidad. Para Lacan, las pasiones del yo son: el amor, el odio y la ignorancia. ¿Qué es lo que se ignora?: el saber sobre un goce. Saber cuáles son los significantes amos que comandan, significantes que están reprimidos.

Otro eje importante es la función del padre como puro significante; S1 que puede estar en el lugar del objeto exterior como modelo, siendo el ideal, pero a su vez puede funcionar como excepción por faltar, en términos de causa del deseo. En la identificación, tanto en relación al padre como a la madre, siempre sucede en relación a un modelo, para luego hacer su elección de objeto. Elige un modelo de modo anaclítico, según la identificación previa que tuvo al rasgo del padre o de la madre. Toda forma de identificación implica amor.

Freud comenta: “Es fácil expresar en una fórmula el distingo entre una identificación de este tipo con el padre y una elección de objeto que recaiga sobre él. En el primer caso, el padre es lo que uno querría ser; en el segundo, lo que uno puede tener. La diferencia depende, entonces que la ligazón recaiga en el sujeto o en el objeto del yo. La primera ligazón, ya es posible, por tanto, antes de toda elección sexual de objeto”.

El proceso de identificación, tanto en la Iglesia como en el Ejército, es ubicar un Líder, una figura como Cristo o Napoleón con un elemento ideativo que sea sugestivo -como en los fenómenos de hipnosis y enamoramiento– un coagulante verosímil y creíble, una significación compartida por otros. Ese coagulante constituyente al conjunto se subraya como “artificial”.

Freud coloca el ejemplo de la iglesia católica como paradigmático. Todo cristiano ama a Cristo como su ideal y se siente ligado a los otros cristianos por identificación. Pero la iglesia le pide algo más. El mandamiento “ama a tu prójimo como a ti mismo” es una máxima que empuja al goce. La identificación debe darse donde se produjo la elección de objeto y el amor de objeto, en ambos a la vez; esto hace pretender al cristianismo contar con la forma de eticidad más elevada.

Es Lacan quién cuestionará la reciprocidad en el amor al prójimo como una máxima imposible de cumplir. Así, esta Psicología de Yo es parte de la génesis del concepto de Super Yo freudiano.-

Comentario del Seminario Ex-sistencia del inconsciente – identidad, identificación, vacío-, dictado por Enrique Acuña. Clase: Sábado 5 de mayo de 2018

Por Daniela Ward

Enrique Acuña, comienza esta clase por el esquema realizado en el primer encuentro de este seminario al que le agrega los registros del lenguaje: identidad, imaginario, sentido; Identificación, simbólico, equivoco; vacío, real, imposible de decir.

Se referirá a cómo estos términos pueden ser ubicados en el psicoanálisis y en la filosofía y que su punto de interés es cómo hacerlos jugar en su hipótesis de trabajo para entender qué tipo de subjetividad está en juego en esta época.

Sabemos que cada época produce una cierta subjetividad y sin ser un relativista cultural y hablar de procesos en permanente cambio, expone el “espíritu de la época” al modo de Heidegger en Ser y tiempo: un común denominador más allá de las conductas. El sein heideggeriano, como el fondo de pantalla que habita las conductas que se observan. La época está produciendo nuevos sujetos sociales, que es lo que con Freud vemos en Psicología de las masas y análisis del yo: hay yoes que se están identificando entre si y están produciendo un espíritu de época.

Estos yoes se manifiestan en una cierta pantomima que depende del fantasma de cada uno que es ignorado. Es Lacan en La psiquiatría inglesa y la guerra: los «dullars» se agrupan por el daño y no por el plus, identificados a las heridas de guerra como una imagen en falla. Entonces la psicología del yo muestra las conductas que están velando un fantasma. El espíritu de la época es el fantasma de cada uno y para encontrar eso hay que recurrir al psicoanálisis donde surge el sujeto del inconsciente en tanto dividido: por su palabra, por sus actos, por la falta de goce.

Establece la diferencia exhibida entre subjetividad y sujeto del inconsciente, especificando que como analista no se puede ir con el sujeto del inconsciente a ver lo que está pasando en la sociedad. Puedo hacer un análisis de lo que está pasando en la sociedad a partir de lo que me enseñó el psicoanálisis, que es que siempre hay un resto: el psicoanálisis me enseñó que por el lenguaje no podemos identificarnos a un todo.

Como psicoanalista contemplo que hay un resto que hace falta en lo social y hago pasar ese objeto (a), el resto que queda en el lenguaje de cada uno, por la operación de hablar que nos deja divididos. Hay un elemento vacío dado por el objeto lacaniano, el resto de las operaciones del lenguaje. Ese resto en el campo de lo social produce angustia -como lo que falta por decir-, del lado del psicoanálisis causa de un deseo, es otra función que permite atravesar la angustia.

Respecto del libro El idioma de la identidad de Descombes (Ed. Eterna Cadencia, 2016) hay un primer detalle destacado por Marcelo Ale en esta clase, respecto del título -también acentuado por Guillermo Ranea cuando se presentó este libro en La Plata-. En su edición original el título es Les embarrás de l’ identité: «los embrollos de la identidad». Interesante detalle que señala la inexistencia de totalidad y más bien apuros, aprietos, conflictos, atolladeros. Descombes pertenece a la Filosofía del lenguaje, la Filosofía analítica, y en su marco de referencia apela a filósofos del lenguaje como Wittgestein; Quine; Fregge; Kripke.

¿Por qué tomar Descombes y la Filosofía analítica? Por un lado, Lacan en el seminario de La identificación plantea el problema del nombre propio diferente del síntoma como identificación que implica no tener conflicto con él sino más bien plantear el síntoma en su funcionalidad, es lo que puede ocurrir al fin del análisis.

A la hora de definir la Filosofía analítica, Marcelo Ale dirá: es la función del lenguaje en contraposición a lo que sería el Empirismo. Se trata de conocer cómo se nombran las cosas y una identidad que no está en la cosa nombrada, que depende más del signo donde se juega la función del lenguaje en tanto nominativo. A diferencia del psicoanálisis, no deja ningún resto, hay que nombrar a las cosas por su nombre y al extremo de nombrar todo, tendiendo a hacerse universal y señalando que no hay imposible de decir. Un dato del contexto de publicación del libro es la respuesta que compromete acontecimientos actuales. Es decir, el filósofo analítico va al campo social a nominar los fenómenos sociales.

Para completar la intervención, se subrayan las distintas acepciones sobre la identidad que plantea Descombes (identidad en el sentido identitario y la identidad lógica). Avanza a poner el foco de la crítica en qué es lo idéntico. Para completar su comentario, se detiene en por qué conviene tener una identidad. La respuesta es porque se resuelve la rivalidad. Plantea un Uno unificante, la identidad tiende al Uno, el de Plotino, que era imposible de realizar pero debía existir esa idea como tendencia hacia. Entonces tenemos del lado de las identificaciones, lo múltiple y del lado de la identidad, el Uno.

Para finalizar E. Acuña avanza en la explicación de los tres tipos de identificación que hace Freud en Psicología de las masas y análisis del yo (1920 [21])

  • Primaria (padre/lenguaje) àUniversal
  • Rasgos (+)(-)   àParticular , síntoma (tos)
  • A una relación o situación de intervalo entre dos: S1-S2 (vacío, ausencia de relación)

Detalla la identificación al líder a partir del Ideal del yo, destacando la distancia entre el yo y lo que quiere lograr según su deseo.

2018-05-05 EA CABA - GRAFICO 2

En la masa se anula el sujeto pero para Freud no hay inconsciente colectivo, ya que la masa no reprime. El ideal del yo es un detalle particular ligado a identidad, identificación y vacío. Entonces la relación al líder no es un proceso de identificación, es un proceso identitario pero que nomina. La identidad implica sacrificio y renuncia a saber sobre cuál es el Ideal de yo (reprimido) que se proyecta en el Líder.

En el próximo encuentro avanzará en este tema a partir del texto freudiano Psicología de las masas y análisis del yo en la idea de plantear no amor y rivalidad como dice Freud (lazos identificatorios que se establecen por amor, rivalidad o identificación), sino lo que Lacan llama las pasiones del yo: amor, odio e ignorancia.

Identidad, identificación, vacío -primeras aproximaciones al problema-

Por Sebastián Ferrante

Seminario clínico, un programa de investigación

Enrique Acuña dio inicio a su seminario “Ex–sistencia del inconsciente. Identidad, identificación, vacío”, a realizarse, ya en el cuarto año ininterrumpido, en el Centro Cultural Carlos Sánchez Viamonte, en CABA. Su propuesta para este año es un trabajo de investigación articulado con el programa finalizado el último año, referido al problema del sujeto y la subjetividad en la época de la ciencia y la técnica. En aquella oportunidad, la principal hipótesis señalaba la intersección del campo social que determina la subjetividad de la época, con otro, el del sujeto, donde el psicoanálisis procuraba hacer existir lo inconsciente dando consistencia a lo no absorbido por los discursos. Tema vigente, en tanto la subjetividad de época determina los modos de sufrir y la puesta en forma de las demandas, que exige a los analistas una respuesta.

 

Identidad, identificación, vacío: esquema orientador

Retomando aquel planteo, Acuña ubica un primer par de opuestos, vinculando identidad con subjetividad e identificación con sujeto del inconsciente. Sin embargo, será el siguiente esquema orientador el eje sobre el cual organizó la clase.

2018-04-21 EA CABA - GRAFICO 2

 

La identidad, explica, se sitúa en el universal al tiempo que va nombrando particulares, de modo que hay un ida y vuelta entre ambas. Ahora bien, mientras la identidad pone en juego la relación del yo, moi, con otro, en el eje imaginario (a-a’), la identificación, de orden simbólico, se hace a un rasgo equívoco, donde la relación del sujeto es a su propio inconsciente [S(Ⱥ)], a ese Otro más próximo pero a la vez más diferente. Y en tercer lugar, luego del pasaje por la angustia inicial donde no hay nombre ni sentido, aparece un vacío localizado, el borde de una nada donde puede alojarse “ese” singular. Aquí se sitúa la posición del sujeto con el deseo.

 

De la “multitud” de Le Bon a la “masa” de Freud

De entrada, Acuña señala el inconsciente colectivo no es el inconsciente freudiano: Le Bon se refiere a lo que el sujeto, en la potencia de lo que está realizando en grupo, no sabe, ignorando la raíz de su identidad. En cambio, para Freud, lo inconsciente supone la represión, necesariamente el rechazo de algo. La condición de no sabido, pues, está en ambos, pero el inconsciente freudiano reprimió un dato, decidió no saber.

Señala un detalle: Freud habla de “masa”, pero Le Bon hace referencia a las “multitudes”, introduciendo lo múltiple como opuesto al Uno. Utiliza el problemático concepto de alma colectiva (las operaciones mediantes las cuales se reúne lo común y lo diferente). Freud señala, a partir de su lectura de Le Bon, tres características de las multitudes:

  • en primer lugar, la potencia, ciega, en tanto el sujeto realiza actos en la masa que no se anima a hacerlo en forma particular y solitaria. Así, en el proceso identitario no existe el “quien” y la responsabilidad del sujeto queda perdida.
  • en segundo término, el contagio, la transitoriedad entre los yoes, generando una conciencia moral colectiva que los une. Acuña explica que al nivel del inconsciente colectivo, el yo se identifica a los rasgos filogenéticos, no a lo que conlleva la singularidad de su historia ni su series complementarias. Freud detecta que esa conciencia moral sustrae a la masa de la angustia social.
  • finalmente, sugestión del líder, como factor que opera para formar la masa, mediante la fascinación, la seducción y la influencia.

 

El modelo freudiano de identificación

Freud parte de una teoría de la libido: la identificación es el enlace libidinal que el yo hace con el otro. Así, sitúa tres tipos: la identificación primaria que se da con los progenitores, por ejemplo, cuando el niño se identifica al padre en el Edipo. Acuña dirá que para Lacan la identificación primaria consiste en apropiarse de un rasgo del lenguaje. La identificación secundaria se liga al síntoma, y el ejemplo clásico es la tos de Dora: en la conversión del cuerpo aparece la introyección del elemento del padre ausente. Finalmente, la identificación a la relación. En el ejemplo de las pensionadas, Freud utiliza el concepto de intriga histérica que apunta al deseo de la otra con respecto a su objeto. A diferencia de la identificación secundaria que se apropia de un rasgo del otro, aquí la identificación es a una situación, un vínculo. La trampa reside en que identificarse a una relación es identificarse, no a alguno de los términos, sino al intervalo entre ambos.

Finaliza señalando el juego de pérdida y ganancia que se da en el proceso identificatorio. Tomando el texto freudiano, destaca que en la medida que el sujeto, por introyección, se apropia de un rasgo del Otro, gana algo; pero esa apropiación implica una pérdida: el sacrificio del Ideal. En un punto, al identificarse al líder, el sujeto renuncia al ideal de su yo, a su historia.

Líder (+) / I(A) (-)

 

Partiendo de estas premisas, el Seminario retoma el sábado 5 de mayo con la lectura y comentario de Psicología de las masas y análisis del yo, de Freud, conjuntamente con El idioma de la identidad, de Vicent Descombes.

Seminario Clínico «Ex-sistencia del inconsciente: identidad, identificación, vacío», dictado por Enrique Acuña

Bienvenidos al Seminario Clínico de Enrique Acuña, que este año lleva el siguiente título «Ex-sistencia del inconsciente: identidad, identificación y vacío. Insistencia del psicoanálisis en la época del Otro que no existe»

El mismo se llevará a cabo los primeros y terceros sábados de cada mes a las 11 hs., entre Abril y Diciembre. La cita es, al igual que los años anteriores, en la sede del Centro Cultural y Biblioteca Popular Carlos Sanchez Viamonte, ubicado en Austria 2154, en CABA.

En este blog encontrarán la información relacionada con el Seminario, como así también los comentarios e interrogantes que surjan de las distintas clases.